Pero... debo decir la verdad. Lo llevo guardado dentro. Siempre estará, nadie sabe si cambie ni en cuánto tiempo. Pero ahora.
Te quiero. Te adoro. Lograste volver y tal vez nunca irte. Lograste perdurar, continuar, permanecer. No comprendo muy bien tanto amor, pero ahí está y estuvo. Fuiste capaz de volverme a enamorar, de derrumbar aquello que yo creía perfecto y cambiarlo. Lograste traer el pasado y convertirlo en presente. Me entregaste a tí mismo y lo más valioso que ocultabas. Fui tuya y lograste ser mío... por fin.
Cumplí mi sueño ese que tuve tanto de tenerte y a pesar de todo fue hermoso.
Lástima que ambos seamos tan inmaduros, que ambos no sepamos cuidarnos más que sólo tener la intención de hacerlo con nosotros mismos en un afán de defensa propia.
Aquí mi sentimiento me lo guardo, precioso te guardo dentro mío y siempre te tendré en mis recuerdos, has sido muy importante para mí todos estos años. Seguiré y trataré de estar bien como te lo prometí, daré mi mejor esfuerzo para ello.
Pero no me puedo autoengañar. Mientras sepa que algo sientes, mientras algo de amor aún me quede te seguiré soñando en algún rincón de mi mente. Te soñaré caminando conmigo y jugando, tomando cafés tibios y dulces, besando atardeceres, riendo extrañas estupideces y hablando asuntos bizarros. Viviendo nuestro mundo raro, ese de pollos que vuelan y gatos que son morados.
Ricardo, gracias por todo lo que me has dado. Por lo visto nunca supimos olvidarnos. Si quieres volver... acá estaré esperando.
TE AMO.
Tu Gata Morada.
*... llora en silencio*
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